- Hay una canción de Blink-182 que me recuerda a ti.
+ Ah ¿sí? ¿Cuál?
- First Date.
+ ¿Qué pasa? ¿Ahora uno no puede llevar a una amiga a un concierto?
- Sí, como poder puede.
Pero si además de eso sigues hablando con ella prácticamente a diario, si sigues buscando excusas para quedar con ella a tomar algo, si la acompañas cada noche a la puerta de su casa (¡qué difícil la despedida!), si la invitas a tu casa a ver una película, si le dices (a solas en un banco de un parque) aquella frase de Pulp Fiction...
Yo creo que entonces la palabra amiga se empieza a quedar corta.
Y si además, una de esas noches que la acompañas hasta su casa, te despides con un beso, a pesar de los nervios y del qué dirá... La felicidad de ese momento es real y First Date termina encajando a la perfección.
Dos años después habrá menos nervios, pero lo importante no ha cambiado, y es que nos hacemos felices mutuamente. 😉
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